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¿Listos para que Sevilla os robe el sentío? Preparad los tacones, desempolvad el mantón y venid a descubrir esta ciudad que es un torbellino de emociones, un crisol de culturas y un paraíso para los sentidos. Aquí, hasta las piedras tienen arte, y el aire huele a azahar y a pescaíto frito.
Tomad nota: tapeo mañanero con un vinito fresquito, paseos al sol por la Plaza de España, que es más grande que el campo del Betis, y una siesta a la sombra de la Giralda, que es más alta que la vergüenza de un político. Y para rematar, una noche de flamenco que os pondrá los pelos de punta.
Pero Sevilla es mucho más que postureo de postal. Piérdete por el Barrio de Santa Cruz, que es un laberinto de callejuelas con más encanto que un piropo de albañil, o cruza el Puente de Triana y déjate contagiar por el arte que se respira en cada esquina. Y si os va el rollo cultureta, no os perdáis el Real Alcázar, que tiene más historia que un libro gordo. Un atardecer de infarto en las Setas de Sevilla, con unas vistas que te dejarán sin aliento (y con ganas de más).
Un tapeo salvaje en Triana, probando cada tapa como si fuera la última (¡y echándoos unos cantes entre bocado y bocado!). Una noche de flamenquito en un tablao con más solera que el vino de Jerez, dejándote llevar por la pasión y el duende (¡y olvidándoos de que mañana hay que madrugar!).
Pero Sevilla no es solo juerga y desenfreno (aunque también, pa qué negarlo). Es perderse y descubrir rincones secretos que te harán sentir como un Indiana Jones en versión andalusí. Es sentir la historia en cada piedra, la cultura en cada azulejo y el arte en cada tapa.
¿Te apuntas?
Tomad nota: tapeo mañanero con un vinito fresquito, paseos al sol por la Plaza de España, que es más grande que el campo del Betis, y una siesta a la sombra de la Giralda, que es más alta que la vergüenza de un político. Y para rematar, una noche de flamenco que os pondrá los pelos de punta.
Pero Sevilla es mucho más que postureo de postal. Piérdete por el Barrio de Santa Cruz, que es un laberinto de callejuelas con más encanto que un piropo de albañil, o cruza el Puente de Triana y déjate contagiar por el arte que se respira en cada esquina. Y si os va el rollo cultureta, no os perdáis el Real Alcázar, que tiene más historia que un libro gordo. Un atardecer de infarto en las Setas de Sevilla, con unas vistas que te dejarán sin aliento (y con ganas de más).
Un tapeo salvaje en Triana, probando cada tapa como si fuera la última (¡y echándoos unos cantes entre bocado y bocado!). Una noche de flamenquito en un tablao con más solera que el vino de Jerez, dejándote llevar por la pasión y el duende (¡y olvidándoos de que mañana hay que madrugar!).
Pero Sevilla no es solo juerga y desenfreno (aunque también, pa qué negarlo). Es perderse y descubrir rincones secretos que te harán sentir como un Indiana Jones en versión andalusí. Es sentir la historia en cada piedra, la cultura en cada azulejo y el arte en cada tapa.
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